The Ratzinger Times

Cabin Fever: The man who loves islands

The third island was soon made habitable. With cement and the big pebbles from the shingle beach, two men built him a hut, and roofed it with corrugated iron. A boat brought over a bed and table, and three chairs, with a good cupboard, and a few books. He laid in a supply of coal and paraffin and food – he wanted so little.

The Man Who Loved Islands
D.H. Lawrence

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Preferiría no hacerlo

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MADRID-NOISE (III) Escucha las calles

pinchoycorto

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Cabin Fever: Die Hütte

“el silencio es el recogimiento del Ser en el retorno a su verdad”
Martin Heidegger

“Esta palabra por detrás de todas las palabras, esta cosa audible más allá de todo lo audible, no puede ser otra cosa que el silencio, el silencio originario,  es  decir,  un  silencio  que  no  consiste  en  dejar  de  sonar  lo  que  estaba sonando o en no sonar todavía lo que puede sonar, sino en estar más allá de todo lo que suena […]

¿De qué silencio habla Heidegger? Obviamente de aquel silencio que reina en el dominio de donde vienen esas señas y ese resonar que se van a plasmar en nuestra palabra humana. La palabra del pensar acoge las señas que provienen de ese ámbito silencioso y las descifra. La palabra del poetizar acoge el resonar de ese mismo silencio y lo convierte en canto, esto es, en  celebración […].

¿Y  qué  es  el  resonar  —el  Klang—  del  silencio  que  el  poeta  tiene que convertir en cántico? El resonar es el modo como el silencio se entrega al  escuchar  del  Dasein.  El  resonar  del  silencio  no  es  otra  cosa  que  el silencio mismo resonando. Es precisamente lo que  percibe el músico para traducirlo luego al lenguaje de sus instrumentos. A través de los sonidos de
la música, lo que escuchamos es el silencio del Ser en su infinita y maleable riqueza. En cambio, el poeta transforma el resonar del Ser en palabras cantantes. Canto no significa aquí el sonido de la música, sino la celebración en  palabras  de  la  gloria  esplendente  de  todo  lo  que  es.  La  palabra poética nos pone delante el ser de lo que ella canta, y lo hace surgir como si brotara por vez primera desde la nada del no-ser. Haciendo esto, el poeta pone de manifiesto el esplendor del Ser, lo glorifica[…].

Esta palabra por detrás de todas las palabras, esta cosa audible más allá de todo lo audible, no puede ser otra cosa que el silencio, el silencio originario,  es  decir,  un  silencio  que  no  consiste  en  dejar  de  sonar  lo  que  estaba sonando o en no sonar todavía lo que puede sonar, sino en estar más allá de todo lo que suena”.

Jorge Eduardo Rivera El silencio originario en el pensar de Heidegger

No soy admirador de Heidegger, sólo he leído Caminos del Bosque, y seguro que no lo terminé. Pero el 2 de enero de 2011, si el frio y la nieve me lo permiten, andaré los 7 kilometros de por el sendero de cipreses que hay desde Todtnaumberg hasta  la parte de artás de su cabaña.

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