“el silencio es el recogimiento del Ser en el retorno a su verdad”
Martin Heidegger
“Esta palabra por detrás de todas las palabras, esta cosa audible más allá de todo lo audible, no puede ser otra cosa que el silencio, el silencio originario, es decir, un silencio que no consiste en dejar de sonar lo que estaba sonando o en no sonar todavía lo que puede sonar, sino en estar más allá de todo lo que suena […]
¿De qué silencio habla Heidegger? Obviamente de aquel silencio que reina en el dominio de donde vienen esas señas y ese resonar que se van a plasmar en nuestra palabra humana. La palabra del pensar acoge las señas que provienen de ese ámbito silencioso y las descifra. La palabra del poetizar acoge el resonar de ese mismo silencio y lo convierte en canto, esto es, en celebración […].
¿Y qué es el resonar —el Klang— del silencio que el poeta tiene que convertir en cántico? El resonar es el modo como el silencio se entrega al escuchar del Dasein. El resonar del silencio no es otra cosa que el silencio mismo resonando. Es precisamente lo que percibe el músico para traducirlo luego al lenguaje de sus instrumentos. A través de los sonidos de
la música, lo que escuchamos es el silencio del Ser en su infinita y maleable riqueza. En cambio, el poeta transforma el resonar del Ser en palabras cantantes. Canto no significa aquí el sonido de la música, sino la celebración en palabras de la gloria esplendente de todo lo que es. La palabra poética nos pone delante el ser de lo que ella canta, y lo hace surgir como si brotara por vez primera desde la nada del no-ser. Haciendo esto, el poeta pone de manifiesto el esplendor del Ser, lo glorifica[…].
Esta palabra por detrás de todas las palabras, esta cosa audible más allá de todo lo audible, no puede ser otra cosa que el silencio, el silencio originario, es decir, un silencio que no consiste en dejar de sonar lo que estaba sonando o en no sonar todavía lo que puede sonar, sino en estar más allá de todo lo que suena”.
Jorge Eduardo Rivera El silencio originario en el pensar de Heidegger
– No soy admirador de Heidegger, sólo he leído Caminos del Bosque, y seguro que no lo terminé. Pero el 2 de enero de 2011, si el frio y la nieve me lo permiten, andaré los 7 kilometros de por el sendero de cipreses que hay desde Todtnaumberg hasta la parte de artás de su cabaña.
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